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jueves, 9 de diciembre de 2010

Nunca Máis

En la vida y en muchos de los aspectos que nos interrelacionan con diversos aspectos de la sociedad debemos repasar nuestras acciones con sus correspondientes aciertos y errores y analizar sobre todos nuestros errores, ya que de esos errores debemos aprender. Aunque el hombre sigue la máxima, de que es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra y algunas veces tres o más.

Estamos viviendo una época donde los políticos están acabando con la política económica del bienestar social, alcanzada en fechas anteriores, mediante recortes de los beneficios sociales logrados con anterioridad, donde la política económica ha sido errática con dispendios absurdos y sufragados estos con subidas de impuestos y eliminación de ayudas sociales, donde los grandes perdedores son los trabajadores y la pequeña empresa que ven aumentando de una manera progresiva, los que se van quedando en la cuneta del paro.

También nos fijamos en las escandalosas cifras de ganancias de bancos y grandes empresas, que han sido subsidiadas en algunos casos con una ingente inyección de dinero público, mientras que a los parados se le deniegan y dentro de poco, se elimina una ayuda vital para dar de comer a sus familias que es una mínima parte del dinero invertido en los primeros.

La cultura del pelotazo y de la corrupción de los políticos es casi tangible en el aire, pero los políticos se defienden entre ellos y mediante artimañas legales y publicistas hábiles logran enmascarar y lo que huele a podrido, finalmente parece oler a un jardín de flores cuando llegan las elecciones.

Donde los sindicatos están subsidiados por el poder político vigente y se muestra complaciente con ellos, adoptando la postura de los tres monos sabios, es decir no ve, no oye, no habla, mientras a los trabajadores que supuestamente representan, son literalmente barridos por la crisis existente.

Mientras que la mayoría de los trabajadores se dedican a ejercer su derecho a la huelga de forma responsable y coherente, otros la realizan de una forma encubierta y a la vez cobarde, tomando como rehenes a los usuarios para obtener o defender su situación laboral.

Cuando también la violencia irracional y sin fundamento, rozan nuestras vidas y nos hacen ver que nadie es inmune a ella y que se puede manifestar en cualquier momento, sin ser protagonista pero siendo víctima de dicha violencia.

Ante todas estas situaciones, debemos entonar un “mea culpa” y adoptar las decisiones que nos eviten volver a tropezar con estas piedras y todos juntos unir nuestras voz al unisonó y gritar “NUNCA MÁIS”

PERULERO

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