La vida se parece a una carrera ciclista con todo tipo de etapas y con la diversidad de carreteras, además condicionada por las situaciones personales de cada uno a la hora de afrontar cada etapa de la vida.
La mayoría de nosotros intentamos seguir en este pelotón sin quedar descolgado, mientras otros más afortunados se escapan del pelotón, bien por su propio esfuerzo o mediante una varita mágica portada por una hada madrina disfrazada de político o empresario.
Debido a la crisis y a la ineptitud e ineficacia de nuestros políticos, tanto a nivel local como nacional para afrontarla, cada vez más ciudadanos se ven descolgados del pelotón, incrementando el número de parados y a la vez también el número de familias con dificultades económicas para llegar al final del mes.
En estos momentos, cada mes que pasa, estos personajes pseudo-políticos nos ponen en nuestro camino un puerto de primera, con un denominador común que es siempre alguna acción que va en contra de los intereses económicos y sociales de los trabajadores. Hemos subido ya los puertos del IVA, de subida de gasolina, transportes, inflación, ayudas por hijo, por vivienda, prohibiciones y el último puerto que nos van a poner el día 28 de enero con la complicidad de los sindicatos y la patronal es el aumento de la edad de jubilación a los 67 años, por lo que muchos de nosotros tendremos que seguir pedaleando hasta esa edad, aunque estemos achacosos y encorvados de tanto trabajar. Mientras, veremos a nuestros políticos en la acera de enfrente, jubilándose con siete años cotizados y con la máxima pensión, lustrosos, sin arrugas en la cara y con la tez morena adquirida por los rayos uva y no por estar a la intemperie trabajando.
A todos estos políticos, para que supiera lo que es la vida real y no el café de ochenta céntimos, les deberían hacer pasar un mes sin prebenda ninguna y con la ayuda social que tan alegremente deniegan ahora a los parados de 426 euros. Ese sería su puerto de montaña especial, su Tourmalet particular, un infierno al que abocan a muchos ciudadanos sin pensar en otras soluciones más inteligentes para reducir el derroche económico del estado y de las autonomías.
En Morón, el derroche económico, la ineficacia económica y la confrontación política y el ocultismo, han sido las bases de las políticas de los dirigentes del ayuntamiento gobernados por el PP, para todos ellos solo deseo que su futuro Tourmalet sea lo suficientemente largo, empinado y con los mismos baches que la carretera del Arahal. Al frente del pelotón, debería ir el alcalde de Morón, no el accidental, vestido con las camisetas del PP con el símbolo de la gaviota, y en mi mente se recrea esa imagen, aunque en mi mente, no me los imagino pedaleando con la gracia y finura de una gaviota, sino con el patético pedaleo de unos gansos.
Nos vemos en el próximo Tourmalet.
PERULERO
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