EL SILENCIO DE LOS CORDEROS

Hasta hace poco tiempo, los políticos, una vez ocupado su puesto político, se olvidaban de las promesas realizadas y vivían su ciclo electoral sin recordar que debían su posición y sobre todo se olvidaban para lo que realmente habían sido elegidos, que eran para velar por los intereses de los ciudadanos.
Nada ni nadie podía oponerse, porque eran organizaciones y ciudadanos anónimos, con pocos recursos, que no podían luchar ni hacerse escuchar frente a la maquinaria política que estaba establecida para defender a los que detentan el poder, y seguían haciendo y deshaciendo a su antojo, creyendo que lo que hacen o no hacen esta correctamente, basándose en el refrán, “el que calla, otorga”.
Con la irrupción de las páginas web de asociaciones, periódicos digitales independientes, blogs y foros, los ciudadanos anónimos y las asociaciones tienen un perfecto marco para expresar sus opiniones, ya sean a favor o en contra de las distintas actuaciones que realizan los políticos.
Debido a este motivo, los políticos ya no pueden contar con “el silencio de los corderos”, porque los corderos ya tienen un sitio donde se puede escuchar su voz y no se puede silenciar. Ahora, los políticos deben tener más cuidado, porque los corderos están atentos y como el refranero español es muy sabio, “se pilla antes a un mentiroso que a un cojo”, y nunca mejor dicho.
Ahora, con estos medios de comunicación, nos encontramos con el dilema de que hay corderos que se quitan su disfraz y pasan a ser lobos, valiéndose del anonimato y de la fuerza de la manada, y sacan sus garras, acusando ya sea con pruebas o sin pruebas a los políticos, intentando que el resto del rebaño apoyen sus iniciativas.
Ante esto, yo como cordero me rebelo, no creo en los políticos en el poder, ni en los que están en la oposición, ni en los que sueñan con entrar en el mundo político, ni en asociaciones o ciudadanos resentidos, creo en la VERDAD en mayúsculas, en la verdad que transmite los ciudadanos anónimos, donde sus problemas son nuestros problemas, y mi voz o mi silencio estará con ellos.
Todos deberán tener en cuenta a partir de ahora el silencio de los corderos, ya que su voz no será escuchada solamente en el desierto

Perulero