En el Antiguo Testamento, se relata cómo durante siete días los israelitas tocaron las trompetas hasta que las murallas de Jericó, se derrumbaron.
En la vida moderna, no tenemos trompetas mágicas que derrumben murallas u obstáculos en nuestro devenir diario, pero la perseverancia y el saber que con voluntad y llevando la verdad como señal de identidad, sonando cual trompeta, estas murallas tarde o temprano acabaran derruidas y podremos vislumbrar lo que se ocultaban detrás de las murallas, aunque suponemos que lo que veremos realmente son un cumulo de falsedades, que han ido aumentando a medida que este gobierno municipal se mantenía en el poder.
En Morón, las trompetas llevan tiempo sonando, han sonado a ritmo de la banda municipal, han sonado con el ruido de las diversas manifestaciones de distintas asociaciones en contra del gobierno municipal sobre todo por motivos económicos, suenan para derribar las paredes del nuevo crematorio, suena con el lamento de los proveedores del ayuntamiento por no cobrar, suenan los sones carnavaleros huérfanos de ayudas, suenan los grupos políticos de la oposición que no son escuchados por el uso del rodillo de la mayoría del PP.
Todas estas trompetas y muchas más, llevan tiempo sonando y no sabemos si no son escuchados por el alcalde porque está ausente de su poltrona municipal desde hace tiempo y al refugio de su cortijo no le llegan los ecos de las demandas de los ciudadanos de Morón.
Pero las trompetas de la Justicia, lleva tiempo llamando a su puerta tanto a nivel personal como por motivos de su cargo político y esos muros se van derruyendo poco a poco y cada vez tiene menos consistencia y queda poco muro donde esconderse.
Dentro de poco, tendrán que demoler las obras ilegales en el cortijo de Zafra. Esperamos, que este sea el principio del fin y que en mayo los ciudadanos, con sus votos, derriben el muro de la mayoría absoluta del PP y dejemos de escuchar el ruido de las trompetas de los ciudadanos.
PERULERO
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