Utilizamos esta expresión cuando se realiza una defensa absoluta de una persona o situación hasta las últimas consecuencias, de palabra o de obra.
En estos tiempos de crisis esta expresión se sitúa a la orden del día y es un ejemplo cotidiano de la situación por la que atraviesan muchas familias para llegar al final del mes con miembros de la familia en el paro y la de muchos trabajadores que ven peligrar su puesto de trabajo mediante ERE injustificables, pensados para obtener un mayor beneficio empresarial a costa de la paz social y laboral.
También ahora los trabajadores de la Junta, están realizando una defensa numantina de sus puestos de trabajo, frente al decretazo de Griñan y este fin de semana se han manifestado cerca de 50.000 personas en contra de este decreto, pero a ser una decisión con claros tintes de tener como objetivo perpetuar y garantizar el puesto de trabajo a un colectivo con afinidad política y usarlos posteriormente como herramientas del juego político por el PSOE en la lucha de poderes que se establecerá en la Junta, la lucha es desigual e injusta.
Pero donde con mayor ferocidad se realiza una defensa numantina, es en los partidos políticos, que defiende a capa y a espada la presunta honorabilidad de los distintos miembros de sus partidos, que están acusados o bajo sospecha de actividades de prevaricación o actividades claramente delictivas y el mapa español está lleno de puntos negros donde se han destapado presuntas irregularidades.
Asistimos incrédulos al enriquecimiento de algunos políticos, que ocultan o en algunos casos muestran con desfachatez e impunidad las propiedades adquiridas, que muchas veces es difícil comprender como se puede obtener a través de un sueldo de servidor público y vemos que en los casos que actúa la ley investigando las presuntas irregularidades de algún miembro del partido, son inmediatamente arropados por sus seguidores políticos con la consigna de las cuatro reglas del político que son silencio absoluto, negarlo todo, defensa a ultranza de la honorabilidad y el posterior ataque usando la técnica del ventilador, pero todo sabemos que esas maniobras de distracción son eslabones en una cadena y su punto final es el pronunciamiento de la justicia, pero a esta justicia los políticos le tienen cogida la medida y juegan con ella, con sus abogados caros, sus influencias, utilizando la mal llamada ingeniería financiera para ocultar sus bienes y dilatando lo máximo posible los juicios pendientes para que la sentencia sea la menos lesiva para sus intereses.
Los antiguos defensores numantinos prefirieron suicidarse antes de ser esclavos de Roma, pero en Morón, no pedimos tales sacrificios, solamente pedimos coherencia con la responsabilidad política y con la confianza depositada en las urnas y si esa confianza se deteriora o se pierde como en Morón, la única salida digna de nuestros políticos es la dimisión, pero viendo el talante de los actuales regidores y su supuesto amor por Morón, optaran por la medida que más le convengan a ellos y que por consiguiente menos satisface a los habitantes de Morón, siguiendo en sus cargos hasta que en las elecciones el pueblo decida o la justicia se pronuncie en su contra.
PERULERO
No hay comentarios:
Publicar un comentario